La historia jamas contada de mi perrito Yoshi.


Una Mañana el Jack Russell Terrier, se despertó jadeando y con el corazón latiendo fuertemente. Había tenido un sueño tan vívido y aterrador que aún sentía la tensión en su pequeño cuerpo. En su sueño, recordaba claramente la oscuridad de la calle donde había vivido, los ruidos desconocidos y el olor a basura. Pero lo más aterrador fue el fuego que lo envolvía mientras estaba atado a un poste, incapaz de escapar.
Miró a su alrededor, buscando la reconfortante figura de Paco, el vagabundo que lo había rescatado de las calles. Afortunadamente, Paco estaba allí, durmiendo plácidamente en su improvisada cama hecha de mantas viejas.
Decidido a olvidar el sueño, Yoshi se levantó y se estiró, sacudiendo la ansiedad de su mente. Pero las imágenes seguían persiguiéndolo, recordándole lo afortunado que era de tener a Paco a su lado. Decidió acurrucarse junto a él, sintiendo el cálido confort de su presencia.
A medida que el sol comenzaba a iluminar el horizonte, Paco se despertó y acarició suavemente a Yoshi. "¿Todo está bien, amigo?", preguntó con preocupación en su voz. Yoshi asintió, deseando poder contarle sobre su sueño, pero sabiendo que los perros no pueden hablar.
El día transcurrió tranquilo, pero Yoshi no podía quitarse la sensación de inquietud de encima. Durante su paseo por la ciudad, sus ojos escudriñaban cada sombra, cada rincón oscuro, temiendo que el sueño se hiciera realidad.
Sin embargo, fue durante la noche cuando la pesadilla cobró vida. Un incendio estalló en un edificio cercano, envolviendo el área en llamas y humo espeso. Yoshi comenzó a ladrar frenéticamente, recordando su sueño y temiendo lo peor.
Paco, alertado por los ladridos de Yoshi, se levantó rápidamente y vio el peligro que se acercaba. Sin dudarlo, corrió hacia donde Yoshi estaba atado, desesperado por salvarlo.
El humo y el calor eran abrumadores, pero Paco no vaciló. Con manos temblorosas, desató la soga que mantenía a Yoshi atrapado y lo levantó en sus brazos, protegiéndolo con su propio cuerpo.
Juntos, corrieron hacia la seguridad mientras las llamas rugían detrás de ellos. Una vez a salvo, Paco abrazó a Yoshi con fuerza, agradecido de tenerlo a salvo a su lado.
Desde ese día, Yoshi nunca volvió a tener miedo de sus sueños, sabiendo que incluso en la oscuridad más profunda, siempre habría alguien como Paco para protegerlo. Y juntos, continuarían su viaje, enfrentando cualquier desafío que la vida les arrojara con valentía y determinación.

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